No, no ha sido una venganza. Porque contra una montaña no puede existir ese sentimiento. Ella es la que decide lo que ocurrira cuando te sometes a sus laderas. Ella es la que te puede dar segundas oportunidades como la que un dia nos dio. Y eso es lo que buscabamos, una segunda oportunidad para disfrutar de esa preciosa montaña que en su primer ascenso nos dejo con un mal sabor de boca. Esta vez no esperamos a que se tiña de blanco, nos lanzamos pensando en que, sin el manto, estaremos en una mayor igualdad de condiciones. Y claro que lo conseguimos. Conseguimos disfrutar del Pico Murcia y olvidar los malos ratos pasados disfrutando de un buen dia "a sus pies" y en su "cabeza".